#34: Las 3 lecciones sorprendentes de mi hija de 1 año que me hicieron mejor persona
Es increíble como venimos "de serie" con unos básicos fundamentales que luego olvidamos.
¡Gracias por estar aquí!
Siempre que me leas quiero que interiorices esto:
Lo que ofrezco en este post
3 lecciones que mi hija pequeña me ha recordado y que me valen para todo: mi trabajo, mi progresión personal, mis relaciones de pareja. Son increíbles.
Discutiendo por un objetivo común
Es curioso ver cuántas veces solía discutir con mi pareja a pesar de que ambos buscamos lo mismo: educar de la mejor forma a nuestros hijos.
En este artículo, te presento cómo fue mi hija, quien me recordó lecciones que ojalá aplicase en mi vida más a menudo.
¿Preparado?
Realidad vs libros de educación
Hay muchos libros que dicen "esto es lo que se tiene que hacer", "esto es cómo funciona la psicología de los niños", "así es como esto se debería hacer", "estos son los problemas que te vas a encontrar".
Luego llega tu hija y… no funcionan.
En mi caso, me sentí muy perdido. Como si me hubieran dado un libro de instrucciones y yo fuera tan tonto de no saber utilizarlo. De no saber seguirlo.
Me echaba la culpa. Siguiendo ciegamente esa frustración de querer hacerlo lo mejor posible y ver cómo no lo estás consiguiendo.
¿Te pasa con tus hijos? O quizás no los tengas y estés pensando ahora en otra cosa en la que te sientes parecido. Esa sensación de creer que no eres lo suficiente bueno.
Es curioso darse cuenta que cuando nos sentimos frustrados de esa forma, no es más que la realidad de nuestras habilidades actuales chocando con las que nuestro ego nos prometía que tenemos. Es algo bonito. Nos permite crecer. No deberíamos frustrarnos.
La discusión de acaba
Mi mujer y yo nos dimos cuenta de algo fascinante y, hasta cierto punto, absurdamente sencillo.
Aprendimos a fluir con nuestra hija.
Cada uno es único y por tanto no hay fórmulas que funcionen para todos.
Nota: Es algo que me recordó
en su carta para un Mundo Mejor de la serie que estamos escribiendo muchas personas en Substack interesadas en contribuir positivamente a un mundo mejor.
La clave está en no intentar tomar el control.
Utilizar los libros, los aprendizajes, las experiencias para mejorar tu capacidad para fluir con la situación y dejar de intentar doblegarla a tu voluntad.
Desde que llegamos a este mundo, nos intentan esculpir. Una figura autoritaria se pone delante nuestra (padres, profesores, jefes, etc.) y nos enseñan qué hacer y qué no hacer.
Eso se entremezcla con la esencia que nosotros llevamos de serie.
Interiorizamos que esa es la forma de crecer, de educar, de enseñar y lo repetimos cuando tenemos hijos, cuando construimos una relación, cuando empezamos un trabajo.
Nos alejamos del fluir. Del escuchar. Del sentir. Del aprender.
Es paradójico pero precioso darse cuenta de que el mejor profesor es aquel que viene dispuesto a aprender y no a enseñar.
Las 3 lecciones de una niña de 1 año
Fue lo que mi pareja y yo decidimos. Dejamos a un lado las “instrucciones” del mundo y pusimos toda nuestra atención a “aprender” de nuestra hija.
Es increíble lo que puedes aprender de una niña que solo tiene un año de vida si prestas atención a los detalles. Si vas con las gafas de alumno y no de maestro por la vida.
Independientemente de a quién tengas delante.
No solo nos ha hecho mejores padres, pero para nuestra sorpresa, mejores profesionales, mejores personas.
Me encanta el gif.
Fuera broma. Vamos a esas lecciones.
1. Procesar fallos y traumas
Mi hija se cayó de la silla y me lo estuvo repitiendo cada 15 minutos una semana entera: "papá, silla, pupa".
Una semana entera. Cada 15 minutos. Esas tres palabras. Fue intenso.
Pero presté atención. Me pregunté el porqué. Me di cuenta que es algo que olvidamos según crecemos. Al pasar por una experiencia negativa, se nos tiende a decir "no pasa nada, estás bien” o se nos dice directamente la solución “haz esto y estarás bien".
No es lo correcto.
Y lo sé porque posiblemente te pase como a mi. Por la noche, es cuando todos esos problemas resucitan. Nos vienen a la cabeza esas experiencias negativas, una y otra vez. En esos momentos cuando no tenemos posibilidad de acción.
Lo correcto es lo que me ha enseñado mi hija; “revisitarlo hasta aceptarlo”. Detenerse a mirar qué pasó, qué aprendes, cómo te sentiste, cómo te afecta, etc. Y no enterrarlo.
Te invito a aplicarlo a cualquier área de tu vida.
Si tuviste un mal rato con tu pareja, no lo ignores. Ten la valentía de “revivirlo” para aprender de ello.
Si cometiste un error en el trabajo, no lo entierres. Ten la valentía de “reflotarlo” para aprender de ello.
Si te caiste y te hiciste daño, no lo disimules. Ten la valentía de “mostrarlo” para aprender de ello.
Un niño no se preocupa por el qué dirán. Quiere “revivirlo”, porque quiere entenderlo, quiere interiorizar bien qué pasó, quiere aprender de ello.
¿Cuándo fue que perdimos esa brillante mentalidad?
2. Aprender a caer y levantarse
A mi hija le encanta saltar en el sofá. Creo que con cada salto suyo recorto minutos de mi vida con “mini-infartos” 😂.
Pero me he dado cuenta que cuando mi hija está saltando y pierde el equilibrio, se deja caer. No intenta no caerse. Al contrario, decide controlar cómo caer.
Me parece una lección fascinante. Cuántas veces estamos en situaciones, perdemos el control y en vez de “dejarnos caer”, intentamos no caernos, con todo lo que estamos sujetando, haciendo que la caída sea mucho peor.
Te invito a aplicarlo a cualquier área de tu vida.
Si sabes que vas a perder, pierde rápido.
Si sabes que has perdido el control, déjate caer para levantarte antes.
Si crees que no vas en buena dirección, párate ya.
Un niño salta con todas sus energías, pero cuando pierde el control, simplemente, deja caerse. Domina su caída porque sabe que puede levantarse y seguir.
¿Cuándo fue que olvidamos que caer rápido nos hace levantarnos antes?
3. Volver al amor y la compasión
Papitis.
Un término que no sé si todos conoceréis. Es la insistencia de una hija (en este caso) de estar constantemente con su padre. Algo que por muy intenso que sea, disfruto cada día.
Me llamó la atención que cuando algo le falla, cuando hay algo inesperado, cuando algo le asusta, viene corriendo a mi. A su lugar seguro.
En este mundo, parece que ese comportamiento es un signo de debilidad, de no madurez. Parece que si hay algo que te asusta, o ha habido algo en lo que has fallado, o simplemente estás ansioso, tienes que ocultarlo. “Get it together”.
Observando a mi hija he aprendido que es todo lo contrario. Es un signo de fortaleza, de tener las ideas claras, de conocer tu entorno.
Gracias a ella he vuelto a recordar que tener un sitio seguro, o mejor dicho, una persona segura a la que poder volver, es una bendición. Alguien al que puedas volver con una mochila de fallos, de arrepentimientos, de llantos, de tristeza y donde lo puedas cambiar por amor, compasión, esperanza.
¿Cuándo fue que nos creímos que volver a por un abrazo es símbolo de debilidad?
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Genial Mario! Los libros no consiguen abarcar la realidad humana. La experiencia es lo que nos la muestra, si estamos presentes y atentos. En casa estamos re- viviendo la crianza, con la llegada de nuestro primer nieto Y una suerte ser abuelos de 50, porque esos mini-infartos no sé cómo los llevaríamos en 15 años 😄😄
Me gusta la idea de las Cartas. ¿ Me cuentas como colaborar? Un saludo.
Muy sentida y profunda tu carta, Mario. Te felicito y te agradezco. 👏🏽 🙏🏽
Esa relación padre-hija, cuando se logra VIVIR como lo estás logrando tú, constituye un «Sacramento de la Vida», como los llama el teólogo Leonardo Boff. Te felicito porque estás en el flujo, en sintonía, en el Amor. 🙏🏽
Por esta vivencia tuya actual, pienso que podrás apreciar una de mis primeras cartas en esta plataforma. Te dejo el enlace, por si no la has leído y quieres hacerlo.
https://open.substack.com/pub/elcaminodelmonje/p/cada-hijo-trae-un-pan-bajo-el-brazo
Namasté. 🙏🏽